Hoy se celebra el Día de la Sanidad Vegetal, cuyo objetivo es crear conciencia sobre cómo la protección de la sanidad vegetal puede ayudar a abordar algunos de los problemas más importantes del mundo. La sanidad vegetal se encuentra actualmente amenazada, pero se puede promover y mantener con el conocimiento y uso correctos de los productos de biocontrol y bioplaguicidas.
¿Por qué es importante la sanidad vegetal?
Las plantas a nivel mundial representan el 80% del consumo de alimentos humanos, según el FAO, y son la principal fuente de nutrición para el ganado. Las plantas sanas garantizan la calidad y la seguridad de la producción de cultivos, que es la base del sustento de innumerables personas.
“Las plantas son la base de toda la vida en la Tierra. Mejorar la salud de las plantas es clave para alimentar a la creciente población mundial, así como para apoyar el desarrollo económico en todo el mundo”. dijo Ulrich Kuhlmann, Director Ejecutivo de Operaciones Globales de CABI.
Las plantas sanas no sólo producen alimentos de buena calidad. También son resistentes a las tensiones externas, como los cambios ambientales y los ataques de plagas.
La sanidad vegetal es un motor de la seguridad alimentaria y también es fundamental para la salud general del medio ambiente.
La sanidad vegetal está amenazada
Las plagas son una de las amenazas más graves para la salud de las plantas. La FAO estima que el 40% de los cultivos se pierden anualmente a causa de las plagas. Esto supone un gran riesgo para nuestra la seguridad alimenticia.
Es probable que la presión de las plagas aumente debido al cambio climático. Los aumentos de temperatura previstos tendrán un impacto significativo en la biología de las plagas. Por ejemplo, el ciclo de vida de las plagas de insectos se acortará y habrá más generaciones de plagas por temporada de cultivo, lo que significa más daños a los cultivos.
Con el cambio climático también vienen eventos ambientales extremos. Las plantas que no son saludables tienen una resiliencia reducida a tales eventos, lo que lleva a mayores pérdidas de cultivos.
Mantener la salud de las plantas es vital. Ayuda a las plantas a resistir mejor las plagas y el estrés ambiental, garantizando una producción sostenible de alimentos.
¿Qué podemos hacer para proteger la sanidad vegetal?
Una de las formas más eficientes de proteger y mantener la salud de las plantas es utilizar métodos de control de plagas más seguros.
La dependencia de pesticidas convencionales amenaza la salud de las plantas a largo plazo y, finalmente, las hace más vulnerables a las plagas y al estrés ambiental. Los productos químicos pueden dañar enormemente el medio ambiente, dañando la biodiversidad natural que rodea y sustenta el crecimiento de las plantas. Los productos químicos también pueden debilitar los suelos, destruyendo y alterando la microbiología natural del suelo, que es fundamental para el crecimiento saludable de las plantas.
El uso de alternativas más seguras, como bioplaguicidas y productos de biocontrol, es una buena manera de proteger el medio ambiente y, por lo tanto, la salud de las plantas. Por ejemplo, algunos productos de bioprotección son específicos para sus plagas objetivo, otros son inertes o se degradan naturalmente, lo que los hace menos dañinos para los organismos benéficos sin un impacto duradero en la biodiversidad. Esto está en marcado contraste con algunos de sus homólogos químicos más tóxicos.
El Manejo Integrado de Plagas es otro enfoque más seguro que ayuda a que el sistema de cultivo sea más robusto y saludable. Este enfoque se centra en el uso de enfoques de manejo sostenible de plagas, como la prevención de plagas, el control biológico y medidas culturales que no tengan efectos tan adversos en el medio ambiente. El Manejo Integrado de Plagas (MIP) permite el uso sensato de pesticidas químicos de baja toxicidad como último recurso.
La salud ambiental y la sanidad vegetal van de la mano. El uso de productos ecológicos para controlar las plagas puede ayudar a mantener la salud de las plantas. A cambio, las plantas más saludables son más eficientes para enfrentar la presión de las plagas y pueden apoyar la producción sostenible de alimentos.
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